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2.- LA SEXUALIDAD EN LA HISTORIA
* La sexualidad en la Antigedad *
Fromm
(1975)
mostr especial inters por los aportes de Mellaart en cuanto al papel de la mujer en la sociedad neoltica de Anatolia. Segn este ltimo autor, en aquella regin y en dicho perodo desapareci todo ejemplo de graficacin plstica del sexo.
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Ello mereci, entre otras interpretaciones, la propuesta por este autor, segn la cual en aquel momento histrico el rol femenino debe haber alcanzado un mayor protagonismo. Para Mellarat
"la acentuacin de lo sexual en el arte va invariablemente unida al impulso y al deseo viriles"
, de manera que
"si fue la mujer neoltica quien hizo la religin, su ausencia es fcil de explicar".
Lo que no resulta tan fcil de creer es que la mujer haya jugado un papel tan protagnico -como el supuesto por Mellaart- en alguna etapa histrica anterior a la nuestra, pues todo el resto de datos con que se cuenta, y aquellos que todava siguen surgiendo de la investigacin histrica, hacen pensar exactamente lo contrario.
Dada la enorme dimensin de las lagunas que afectan a la informacin disponible sobre estos temas, haremos un pasaje somero por aquellas culturas que directa o indirectamente fueron precursores evolutivos de la nuestra: Egipto, Persia, Mesopotamia, Israel, Grecia y Roma.
. La Antigedad fuera del mundo grecolatino:
El matrimonio del Faran con su hermana ha llevado a creer que
Egipto
constituy una excepcin en cuanto a la universalidad del tab del incesto.
Forgeau
(1988) dice al respecto:
"Lvy-Strauss supone que los matrimonios incestuosos egipcios son una concesin al derecho de primogenitura de la hermana"
, y agrega que si Herodoto, tan vido de costumbres extravagantes, ignor su existencia, el fenmeno no debe haber sido tan habitual. No obstante, como veremos en el Captulo V, sin que el matrimonio incestuoso haya llegado a constituir una norma generalizada, es evidente que la civilizacin construida a lo largo del Nilo constituy una excepcin relativa al tab, como queda dicho en el encabezamiento de este prrafo, y no slo por los ejemplos regios. La confusin en el tema ha llevado a algunos autores a sospechar que Ramss II se haba casado con su hija Binet-Anat, pero es conveniente tener en cuenta que tambin es probable que el ttulo de “hija del faran” haya sido honorfico y no significativo de un verdadero parentesco biolgico.
De todas maneras parece que en aquella sociedad los matrimonios consanguneos fueron frecuentes, y no slo los de primos cruzados como en otras culturas, sino que segn el recin citado
Forgeau
(ibid
)
"se encuentran tambin matrimonios de tos paternos con la sobrina o, a la inversa, de tas paternas con su sobrino, as como uniones entre medio hermanos o medio hermanas, indiferentemente del mismo padre o de la misma madre"
. Estas uniones incestuosas cesaron definitivamente recin a partir del edicto de Diocleciano en el ao 285.
Las facilidades para el divorcio, junto a la citada permisividad con respecto a los matrimonios consanguneos pueden hacer pensar que la sociedad egipcia present caractersticas de gran liberalidad en materia sexual, sin embargo no es tan as: nos dice el mismo
Forgeau
(ibid) que
"la idea de mancha no est ausente de la nocin egipcia de la sexualidad aunque sta es afirmada como necesidad vital"
. As la sangre menstrual vuelve impuro el acto sexual, y quienes sirven en el templo deben abstenerse de este tipo de actividad. Por otra parte, y si bien la poesa canta muchas veces los impulsos erticos y los sentimientos correspondientes, la iconografa es mucho ms austera y
"slo sugiere la atmsfera amorosa a travs de un sistema de imgenes sumamente codificadas".
La homosexualidad era condenada, aunque no lo era tanto cuando se daba entre los adultos del palacio real.
Tanto en la Mesopotamia como en Egipto los mtodos anticonceptivos eran por dems precarios, si bien en esta segunda cultura ya se haba intuido la accin espermaticida de los cidos, y se aplicaba una dilucin de vinagre vaginal con aquel fin. En la otra regin aludida se usaban
piedras para no concebir
, o se recurra a la sodoma.
. Grecia:
An convencido de que la Atenas del siglo de Pericles es slo un momento particular en la cultura helnica, pero al mismo tiempo en la certeza de que tal momento resulta suficientemente significativo como para ayudarnos a entender una de nuestras races ancestrales, nos centraremos fundamentalmente en ese perodo.
De dicha etapa sabemos que en ella parece haber sucedido una suerte de incompatibilidad entre institucin matrimonial y gratificacin sexual: lo que un ateniense
"no poda satisfacer en su casa (...) lo satisfaca fuera, junto a muchachos, junto a cortesanas"
(
Flacelire
, 1959).
El autor que venimos de citar describe que en el barrio del Cermico y en el Pireo existan casas de prostitucin -ya mencionadas por Aristfanes (
"La Paz"
v. 165)- cuyas encargadas parecen haber contribudo generosamente para la edificacin del templo de Afrodita Pandemos (
Ateneo 13,569 d.
)
La prohibicin de mantener relaciones sexuales prematrimoniales, junto al sometimiento femenino hizo que por ejemplo Soln, quien no admita que un ciudadano ateniense libre, pudiera ser vendido como esclavo, haca la excepcin con las mujeres que hubieran sido descubiertas por el padre o por un hermano, transgrediendo aquella norma.
Con respecto al sometimiento femenino, sabemos que se apoyaba en una concepcin profundamente arraigada en esta cultura, como que Aristteles, en su
Poltica
(I,2,8) reflexiona sobre la autoridad en la polis, partiendo de la superioridad masculina como un dato previo que ni siquiera se toma el trabajo de discutir. Es que en esta sociedad se llegaba al extremo de considerar a una hurfana sin hermanos varones, ms como una parte de la herencia que como una heredera. Como afirma
Sissa (1988)
"Entre su padre y su marido, entre su marido y su hijo, la mujer-herencia nunca abandona su carcter de objeto que se da o se toma y que circula en el seno de la parentela".
. Roma:
El slido artculo de
Veyne
(1984)
"Familia y Amor Durante el Alto Imperio Romano",
insiste en la existencia de un profundo cambio en la sexualidad durante dicha poca. Tal cambio, del que nos volveremos a ocupar luego, se revela a travs de una serie de conductas que hoy impresionan como exticas, sustitudas en esa poca por otras que, a grandes rasgos, nos resultan ms asimilables a las costumbres y valores vigentes en la actualidad. Nuestro autor interpreta el cambio sexual como una consecuencia de las transformaciones sociales coetneas, que atenuaron el dominio masculino y obligaron al varn a
“inventar el mito del amor conyugal, para que se le obedezca por amor sin tener l mismo que ordenarlo"
(ibid).
Resulta difcil aceptar de plano una interpretacin tan extrema, ya que simplifica linealmente la causalidad social, y reduce el amor conyugal a la condicin de un mito, sin aportar ninguna prueba en tal sentido. Al respecto, como ya veremos en el prximo captulo, la lectura de los poemas homricos, o del
"Cantar de los Cantares"
inclinan al observador desprejuiciado a pensar de otra manera. En todo caso lo que nos interesa en este momento de nuestra reflexin es el hecho indudable de la existencia de un cambio profundo, en cuyo marco la evitacin de la actividad sexual lleg a considerarse hasta como un valor moral. Cambio en un primer momento limitado a la aristocracia, pero impuesto luego a la gente del pueblo, tiendo as la cultura de Roma con una moral sexual popular a la que
Veyne
(ibid) no duda en calificar de muy represiva, y a la que describe sintticamente como
"el pasaje de una bisexualidad de dominacin a una heterosexualidad de reproduccin".
Uno de los rasgos ms curiosos de la sexualidad en la Roma Imperial est constitudo por la costumbre de retribuir todo acto sexual con un regalo en dinero. Hasta las mujeres de la clase patricia reciban su paga, y lo hacan con una actitud que nuestro autor califica de
infantilmente candorosa
, recurriendo a una divertida comparacin con algunos hbitos de nuestra poca:
"hoy mismo no vacilamos en ofrecer dinero a un nio para que se compre caramelos, cuando no podemos dar, razonablemente, una propina a su padre"
(ibid)
.
Si bien no contamos con descripciones detalladas de las
tcnicas
sexuales ms empleadas por las parejas romanas, sabemos que los mtodos anticonceptivos en boga eran el coitus interruptus y el lavaje ritual.
Otra es la situacin correspondiente a los valores de la moral sexual porque stos s han quedado consignados en diversos escritos. Con irreverente actitud de sntesis diremos que la moral sexual del romano, antes del cambio sealado, se fundaba mucho ms en los gestos externos que en actitudes interiorizadas. Hasta el punto de inflexin que nos ocupa, los jvenes patricios dedicaban buena parte de su primera juventud a satisfacer todos sus impulsos sexuales con total liberalidad. A partir de entonces, y sobre todo en el curso del siglo II, gracias a la prdica de los pensadores estoicos la educacin se orient a la conservacin de la virginidad. No es que la sexualidad se hubiera convertido en pecado, sino que por constituir un placer, y tal vez el ms fuerte, pas a ser sospechoso de producir una peligrosa debilidad del carcter. Los cambios afectaron tambin a la sexualidad dentro del matrimonio. Aclara
Veyne
(1987):
"como el matrimonio es una amistad, los esposos no deben hacer el amor ms que para tener hijos, ni acariciarse demasiado. No se puede tratar a la propia esposa como a una amante, asegura Sneca"
. Es que el romano que adscriba a esta filosofa lleg a considerar que ceder al deseo es, en s mismo, inmoral.
La insistencia en sealar el cambio sufrido por la sexualidad romana en los comienzos de nuestra era pueden hacer pensar que la etapa anterior estaba marcada por el libertinaje, y de hecho, como aclara
Veyne (1987)
"Se cree errneamente que la Antigedad fue el Edn de la no represin".
Suposicin que -de acuerdo a lo que sabemos hoy- implica un grosero error, para comprender el cual dejaremos hablar algo ms al autor recin citado:
"En qu se reconoca a un verdadero libertino? En que violaba tres prohibiciones: haca el amor antes de caer la noche (hacer el amor durante el da tena que seguir siendo privilegio de recin casados al da siguiente de sus bodas); haca el amor sin hallarse a oscuras (los poetas erticos tomaban como testigo la lmpara que haba brillado en sus placeres); y haca el amor con su pareja despus de haberla despojado de todos sus vestidos (slo las mujeres perdidas hacan el amor sin su sostn e, incluso en las pinturas de los burdeles de Pompeya, las prostitutas siguen conservando esa ltima prenda)"
(ibid)
.
El cambio nos quedar ms claro si adems tomamos en cuenta la transformacin ideolgica que se estaba produciendo y que intentaremos sugerir a travs de dos breves apartados especficos.
Previamente conviene resumir las caractersticas de la educacin que antes de la helenizacin se estilaba en esta cultura. En primer lugar era imprescindible buscar explcitamente la diferencia de ambos sexos, a travs de la ropa, los gestos, el modo de hablar, los temas preferidos, etc. Un hombre poda manifestar -por supuesto que no en pblico- su deseo sexual homo o heteroertico, pero una mujer deba ocultarlo celosamente. La homosexualidad masculina no era aceptada como condicin definitoria de una personalidad, pero las experiencias homoerticas de los ciudadanos adultos con varones jvenes, resultaban ms tolerables que las que podan mantener con mujeres ya que, segn
Veyne (1987)
,
"los jvenes procuraban un placer tranquilo que no trastornaba el espritu, mientras que la pasin por una mujer suma al hombre libre en una dolorosa esclavitud".
Una discusin que concit especial inters en los pensadores romanos fue la referida a la posibilidad o no de extirpar el deseo sexual. Pero tanto quienes lo crean posible como sus oponentes, lo que en realidad buscaban era el completo dominio del cuestionado impulso.
Rousselle
(1988) describe as los extremos de esta particular tendencia:
"La educacin de la compostura facilita la vigilancia de s mismo que el hombre logra y consolida mediante ejercicios de resistencia al placer. Algunos hacan, por instigacin de los cnicos, ejercicios mortales, reteniendo la respiracin".
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